lunes, 21 de abril de 2014

30 de junio de 1942.

Querida Kitty:
La verdad es que no he tenido tiempo para escribir hasta ahora. La tarde del jueves la pase en casa de unos amigos. El viernes tuvimos vivistas, y así sucesivamente, hasta hoy. Durante la semana, Harry  y yo hemos empezado a conocernos mejor. El me ha contado gran parte de su vida. Llego a Holanda sin sus padres, vive en casa de sus abuelos. Sus padres están en Bélgica.
Harry tenía una muchacha con la que salía, Fanny. La conozco: es un modelo de suavidad y aburrimiento. Desde que se encontró conmigo, Harry ha tomado conciencia de que Fanny le da ganas de dormir. En cambio  yo le sirvo de despertador o de estimulante, como tú quieras. Jamás se sabe  como podemos ser útiles en la vida.
La noche del sábado, Jopie se quedo a dormir en casa, pero el domingo, después del mediodía, se fue a juntar con Lies, y yo me aburrí delo lindo. Harry iba a venir a verme al anochecer, pero me telefoneo alrededor delas seis. Atendí el teléfono y oí que me decía:
-Habla Harry Goldman. ¿Puedo hablar con Anna, por favor?
-Si Harry, soy yo.
_Bien gracias.
_siento no poder ir ahora, pero tengo que decirte una cosa ¿te molestaría que fuera  en diez minutos?
-Al contrario, de acuerdo. Hasta luego.
-Hasta luego. Hasta pronto.
Corte.
Me cambie rápidamente de vestido y me arregle un poco el pelo. Luego me asome a la ventana, nerviosa. Por fin sonó el timbre. Baje a abrirle la puerta, y el fue recto al grano.
-Escucha Anna. Mi abuela considera que eres demasiado joven para ser mi amiga, y dice que no debo volver con Fanny Leurs. Pero tú sabes que he roto con Fanny.
No lo sabia ¿se ha peleado?
-No por el contrario. Yo le había dicho a Fanny que ya no nos entendíamos bien, era inútil verse cada momento; que ella podía continuar yendo a a nuestra casa cuando quisiera, y que yo podría ir ala de ellos, como amigos. Yo tenía la impresión de que ella se veía, como se dice con otro muchacho. Por eso le hable con toda soltura. Pero no era cierto. Mi  tío me dijo que debo pedirle disculpas a Fanny, pero a mí naturalmente, no me parece necesario, y por eso he roto. Desde luego, no es mas una entre varias razones. Mi abuela insiste en que yo salga con Fanny y no contigo, pero yo no pienso hacerle caso. A veces los viejos son tan anticuados, que no tienen arreglo. Yo necesito a mis abuelos, pero ellos también necesitan de mí… yo tengo siempre libres las tarde del miércoles, ya que mis abuelos creen que asisto  a un curso  de escultura en madera. Pero la verdad es que voy al club del movimiento sionista. Ellos no me lo permitirían, porque están en contra del sionismo. No soy partidario fanático, pero el movimiento significa algo, y de cualquier modo me interesa. Sin embargo, en el ultimo tiempo ha habido revuelo en ese club, que tengo ganas d e dejarlo. Iré por última vez el próximo miércoles. Por lo tanto, yo podría verte siempre los miércoles  por la tarde, y el sábado por la tarde y en la noche. Y el domingo por la tarde y quizás hasta más seguido.
-Pero si tus abuelos se oponen, trataras de engañarlos.
-El amor no acepta ordenes, ¿No te parece?...
Hicimos un trecho en el camino junto. Mientras pasábamos frente a la librería d la esquina, vi a Peter Wessel que habalba con dos amigos. Era la primera vez, desde hacia mucho tiempo, mucho tiempo que me saludaba nuevamente. Esto me lleno de alegría.
            Harry y yo seguimos recorriendo y dando vueltas por las calles y finalmente, nos pusimos de acuerdo para una cita: yo tendría que estar frente a su puerta, al día siguiente  por  la tarde, cinco para las siete. 

Tuya Anna.



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