Querida Kitty:
Ayer Harry vino a mi casa para conocer a mis
padres. Yo había comparado una torta, galletas y chocolates para el té. Había
un poco de todo. Pero nunca tuvimos ocasión de quedarnos sentados un rato junto.
Por lo que decidimos salir a pasear. Como a las ocho diez me trajo devuelta a
casa. Papa estaba furioso. Dijo que no debía regresar tan tarde, porque era
peligroso para los judíos quedarse
afuera después de las ocho. Tuve que prometerle que de allí en adelante
regresaría diez para las ocho.
Mañana estoy invitada a su casa. Mi amiga Jopie me
hace continuas bromas respecto a Harry. La verdad es que no estoy enamorada.
Esa es la verdad. Pero tengo derecho a tener amigos. Nadie se extraña de que yo tenga un compañero, o,
como dice mi madre, un “caballero”.
Eva me contó una noche que estando en la casa de
Harry, le pregunto:
-¿A quien prefieres a Anna o a Fanny?
-Eso no tienes porque saberlo -le contesto él.
Durante el resto de la
tarde no tuvieron ocasión de hablar. Pero cuando se iba, él le dijo:
-si quieres saberlo, prefiero a Anna. Pero no se lo digas a nadie. Y
partió.
Hay muchas cosas por
las que Harry se ha enamorado de mí. Yo lo encuentro entretenido. En verdad ha
cambiado mi vida. Margot diría: “Harry es un buen muchacho”. Yo opino lo mismo,
y un poco más. Mamá no hace más que elogiarlo. Lo encuentra buen muchacho, bien
educado, bastante amable…Me encanta que a todo el mundo en casa le guste. El, a
su vez, simpatiza con ellos. Encuentra a mis amigas muy inmaduras, y tiene
razón.
Tuya, Anna.
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