miércoles, 3 de septiembre de 2014

Viernes 3 de julio de 1942.


Querida Kitty:

Ayer Harry vino a mi casa para conocer a mis padres. Yo había comparado una torta, galletas y chocolates para el té. Había un poco de todo. Pero nunca tuvimos ocasión de quedarnos sentados un rato junto. Por lo que decidimos salir a pasear. Como a las ocho diez me trajo devuelta a casa. Papa estaba furioso. Dijo que no debía regresar tan tarde, porque era peligroso para los judíos quedarse  afuera después de las ocho. Tuve que prometerle que de allí en adelante regresaría diez para las ocho.
Mañana estoy invitada a su casa. Mi amiga Jopie me hace continuas bromas respecto a Harry. La verdad es que no estoy enamorada. Esa es la verdad. Pero tengo derecho a tener amigos. Nadie  se extraña de que yo tenga un compañero, o, como dice mi madre, un “caballero”.
Eva me contó una noche que estando en la casa de Harry, le pregunto:

-¿A quien prefieres a Anna o a Fanny?

-Eso no tienes porque saberlo -le contesto él.

                Durante el resto de la tarde no tuvieron ocasión de hablar. Pero cuando se iba, él le dijo:

-si quieres saberlo, prefiero a Anna. Pero no se lo digas a nadie. Y partió.
                Hay muchas cosas por las que Harry se ha enamorado de mí. Yo lo encuentro entretenido. En verdad ha cambiado mi vida. Margot diría: “Harry es un buen muchacho”. Yo opino lo mismo, y un poco más. Mamá no hace más que elogiarlo. Lo encuentra buen muchacho, bien educado, bastante amable…Me encanta que a todo el mundo en casa le guste. El, a su vez, simpatiza con ellos. Encuentra a mis amigas muy inmaduras, y tiene razón.

 
Tuya, Anna.

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